miércoles, 3 de febrero de 2010

saltando la grieta en la montaña

A los 20 años me fui de vacaciones con mis amigas al sur. Veníamos de playa en playa...montaña era la primera vez.
Compre una mochila, me la cargue en la espalda y salimos. A los diez metros se me acalambro todo el cuerpo y creí que abandonaba el viaje pero ,luego de veinte días ya trepaba con la mochila puesta.
Fue mi primer contacto real con la naturaleza y bien crudo ya que acampabamos en cualquier parte , nos gustaba una montaña y armábamos la carpa, nos tocaron días completos con 24 hs de lluvia, noches heladas en las que no sabíamos como abrigarnos y días en las que comimos entre siete una latita de paté. Eramos tan de ciudad que una vez espantamos a unas vacas por miedo a que nos coman unas salchichas que estaban en una olla.
Una tarde caminando con una de las chicas por un sendero escuche un estruendo muy fuerte arriba mio, levante la cabeza y un tronco muy grande caía en dirección a nosotras,nos abrimos justo y el tronco se desplomo entre las dos, era muy pesado, tendría nuestro tamaño y nos quedamos el resto del camino en silencio.
Para mi la naturaleza era una experiencia muy fuerte, por eso cuando escalamos el tronador y llegamos de los arboles altos a los arbustos , de los arbustos a las piedras y de las piedras a la nieve desértica y de ahí a un refugio sin luz natural...me descompuse y quede dos días en cama. Se veían las nubes que rodeaban el refugio y mi felicidad era un tanto tensa.
Al otro día bajamos y seguimos por la montaña buscando algo que yo ni sabia que era ya que me dejaba llevar confiando en mis compañeras. Adelante mio una de las chicas nos hizo frenar. "Hay una grieta miren!!" dijo, nos acercamos. Había una gran grieta en el piso que dejaba ver para abajo cientos de metros al vacío.
"Horror!!! tendremos que volver!!!" dije.
"No!!!" exclamo mi amiga "Tendremos que saltar"
"¿Saltar....?"
Ella salto y nosotras nos quedamos dudando. la grieta tendría sus 50 cm de ancho y acercarme me producía mucho vértigo, pero saltar o saltar, era cierto...no se podía retroceder.
Me senté al borde de la grieta y me puse a pensar como haría y mis posibilidades. Las chicas fueron saltando de a una hasta que me dijeron del otro lado que o saltaba o me quedaba.
El valor que tome para saltar esa grieta y la confianza que tuve que adquirir en mis propias fuerzas ese día fue una adquisición enorme que me quedo de ese viaje.
Pude y puedo saltar las grietas en la montaña y no volver atrás,por que si hubiera vuelto no hubiera recorrido ni conocido todo lo que conocí después, ni hubiera descubierto que , con mochila de 20 kg a cuestas, podía saltar y seguir adelante.

6 comentarios:

  1. Me encantó Lola.

    Y me hiciste pensar en cuántas grietas he saltado. Pero por sobre todo, cuántas más me quedan por sortear.

    Un beso inmenso.

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  2. El viaje al Sur es iniciático en muchos sentidos. Las vacas no comen salchichas. Me gusta tu nuevo blog.

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  3. mi felicidad era un tanto tensa.

    En el mismo place y con la misma sensación. Yo la grieta la salté con una mano que me esperaba del otro lado.
    No me quede con la sensación de autosuficiencia sin embargo...
    Y ni siquiera llevaba mochila.

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  4. EXCELENTE LOLA!!! me encantó cómo empezaste este blog!!! te felicito por ese salto, cómo una decisión puede cambiar el destino...un abrazo

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