sábado, 11 de septiembre de 2010

alta sociedad


La alta sociedad me está agotando. A veces uno lo tiene todo...pero...no sé, extraño mi consultorio en once, mi vida sin rumbo. Acá estoy trabajando todo el día atendiendo gente y fantasmas que piden cosas.El príncipe descubrió la habitación de las prostitutas y se armó la fiesta y todas las noches se escuchan corridas risas, botellas rotas. Y yo amargada en mi habitación haciendo cuentas.Ser empresaria no era lo que yo pensaba. Sin embargo tengo que seguir por que Nélida ahora se cree gato , trepa los árboles del jardín y recita poesías de revista para ti.
Anoche salí sola a caminar. Caminé y caminé y sin darme cuenta llegué a mi ex barrio, a la casa de lola. Miré por la ventana y estaba su madre bailando con las amigas y Lola gritándole , como siempre, pero dentro de ese caos estaba la felicidad que a mí me falta ahora. El mundo de los fantasmas de alta sociedad es muy frío. Las barandas doradas de la escalera y las alfombras de terciopelo rojo, que en un momento me emocionaron, ahora me dan puñaladas. El empapelado...no lo tolero más, las arañas enormes de cristal me dan miedo, y los candelabros pesados sin uso están sucios.Mi habitación con tres baños es muy grande y el plasma de oro transmite siempre lo mismo.
Dejé avisos en los árboles que dicen que atiendo gente, voy a usar la habitación con entrada independiente del parque para volver a lo mío.
Ahora vuelvo al palacio a paso lento-

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